Carta

                                      
 
 
 

La carta aquí reproducida es la de presentación
que Mafalda escribió a los lectores del semanario ‘Siete Días’
cuando, tras el cierre del diario ‘El Mundo’, Mafalda se trasladó
con sus amigos a las páginas de dicho semanario.

Esta carta coincide con el momento en que Guille acababa de hacer su aparición
en la serie, y aunque parecería que está escrita por Quino,
no es así. El autor es Sergio Morero, secretario de redacción
de ‘Siete Días’.

Una modificación de esta carta serviría como introducción del libro
‘El Mundo de Mafalda’.
 
Señor director de Siete Días:
 

Un amigo
mío, el dibujante Quino (se llama así pero cuando firma cheques pone
Joaquín Lavado), me dijo que tenías mucho interés en contratarnos a mí y
a mis amiguitos, Susanita, Felipito, Manolito y Miguelito, para juntos trabajemos
todas las semanas en tu revista.-Aceptamos
con mucho gusto, pero antes debo decirte que en casa aumentó la familia,
por que el 21 de marzo nació mi hermanito, lo que alegró bastante a mi papá
y mi mamá; y a mí me produjo curiosidad. Ahora
estamos todos muy preocupados por atenderlo y pensar en un nombre que a
él le guste cuando sea grande.

 


Como me parece que vos y los lectores de la revista
querrán conocerme un poco mejor antes de firmar el contrato te envío mi
currículum (¿así se escribe?) más o menos completo por que de algunas cosas
ya no me acuerdo. ¡Ah!, también
te mando algunas fotos de mi álbum de familiar que me sacó mi papá,
¡pero devolvédmelas!.

En la vida real yo nací el 15 de marzo de 1962. Mi papá
es corredor de seguros, y en casa se entretiene cuidando plantas. Mi mamá
es ama de casa. Se conocieron cuando estudiaban juntos en la Facultad, pero
después ella abandonó para cuidarme mejor, dice.

 

El nombre que me pusieron fue en homenaje a una pibita que trabajaba
en la película Dar la cara, que se hizo leyendo el libro del escritor David
Viñas.

El 22 de septiembre de 1964, Quino me
consiguió una recomendación para trabajar en la revista Primera Plana, y
en marzo del 65 me llevaron al diario El Mundo.

 


Vas
a ver que mis amiguitos te van a gustar tanto como a mí.

Felipito tiene un papá que es todo un ingeniero; él es bueno, un
poco simple, tierno y, a pesar de que en la escuela está un grado
más que yo, a veces lo cuido como si fuera hijo mío.

A Manolito lo conocí en el almacén de su papá, porque nosotros
somos clientes de él. Ahora vamos al colegio juntos. A veces me hace enojar
porque es muy cabeza dura. Siempre quiere tener razón… y lo que más
bronca me da es que casi siempre la tiene.

 


Con Susanita no me llevo muy bien. Reconozco que
a veces parezco muy antipática con ella, pero cada vez que habla parece
el Premio Nobel de la Clase media. Seguro que cuando sea grande tocará
el piano, se casará y tendrá muchos hijos y jugará a canasta. Te voy a
contar un secreto, pero no se lo digas a nadie, porque a Susanita no le
gusta que se sepa: el papá de ella es vendedor de una fábrica de
embutidos. Miguelito es el último que ingresó a la barra. Todos lo queremos
mucho y nos hace reír porque piensa siempre las cosas más fantásticas.
Claro que es muy chico todavía. Va a un grado menos que nosotros.

 


En estos días recibí muchas cartas
y llamadas telefónicas preguntándome por mi hermanito. A casi todos les
preocupa saber cómo mis papás me explicaron el asunto. Fue así:
me llamaron un día, se pusieron muy colorados, dijeron que tenían
que decirme algo muy importante. Mi papá me contó que habían encargado
un hermanito para mí, que antes de nacer lo cuidaría mamá porque
crece como una semillita, y que la había plantado él porque sabe mucho
de plantas. Yo no entendí muy bien, pero me puse muy contenta al saber
la verdad, porque la mayoría de los chicos de la escuela hablan de los
nenes que nacen en repollos o los trae la cigüeña desde París… ¡Con
los líos que hay ahora en París están como para pensar en cigüeñas!.

 


Otros me preguntaron cómo siendo yo
tan pesimista en un problema tan grave como el de la paz, creo todavía
en los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar existen porque me lo dijo
mi papa, y yo le creo; en cambio sobre la paz tengo todos los días pruebas
de que, por ahora, es un cuento. Aprovecho la publicación de esta cartita
para enviar un saludo a U-Thant y a los Beatles, a quienes admiro mucho.
El pobre secretario, de la ONU tiene muy buenas intenciones, y sería macanudo
que le hicieran caso, pero… Pensando en él, comprendo mejor a papa y
a mama. Después de todo, ellos no tienen la culpa de cómo son y cómo viven.
Los Beatles me gustan por que son muy alegres, están de acuerdo conmigo
en muchas cosas, y tocan la música que nos gusta a los jóvenes. Ellos
deberían ser presidentes del mundo, porque tienen influencia sobre mucha
gente de todos los países.

 


Me gusta leer, escuchar los noticiosos, mirar la
TV (menos las series), jugar al ajedrez, al bowling y a las hamacas.

También me gusta mucho jugar y correr al aire libre, donde haya árboles
y pajaritos como en Bariloche. Cuando fuimos de vacaciones para allá,
pasamos días muy lindos. Este años no fuimos de vacaciones porque esperábamos
la llegada de mi hermanito. Espero que en el verano crezca pronto, así
lo podremos llevar con nosotros a Córdoba. Cuando se preocupe menos por
el chupete, le voy a presentar al Pájaro Loco, que trabaja en TV. Seguro
que le va a gustar tanto como a mí.

 

Entre las cosas que me no gustan
están: primero, la sopa, después, que me pregunten si quiero más a mi
papá o a mi mamá, el calor y la violencia. Por eso, cuando
sea grande, voy a ser traductora de la ONU. Pero cuando los embajadores
se peleen voy a traducir todo lo contrario, para que se entiendan mejor
y haya paz de una buena vez.

 
Hasta la semana que viene.