Emir



U  B  L  I  C  I 
D  A  D


U  B  L  I  C  I 
D  A  D
 
 
 
 
 
 

EL
EMIR CAPRICHOSO
 
 


 
 
 



Hubo una vez en un lugar de la
Arabia un emir sumamente rico y muy
caprichoso en el comer. Los mejores
cocineros de la región trabajaban
para él, forzando cada día su
imaginación para satisfacer sus
exigencias.

 

Harto ya de tiernos faisanes y
pescados raros, un día llamó a su
cocinero jefe y le dijo:
 

-Ahmed, voy a pedirte que me busques
algún manjar que no haya probado
nunca, porque mi apetito va
decayendo. Si quieres seguir a mi
servicio, tendrás que ingeniarte
cómo hacerlo.
 

-Si me ingenio y logro sorprenderos,
¿qué me daréis?
 

Aquel gran glotón, repuso:
 

-La mano de mi bellísima hija
 



Al día siguiente, el propio Ahmed
sirvió al Emir en una bandeja de
oro, el nuevo manjar. Parecían
muslos de ave adornados con una
artística guarnición.

 

Comió el Emir y gritó entusiasmado:
 

-¡Bravo, Ahmed! Esto es lo más
exquisito que he comido nunca.
¿Puedes decirme qué es?
 

-El loro viejo que conservabais en
su jaula de plata, señor.
 

-Tunante! Me has engañado. ¡No te
casarás con mi hija!
 



El Gran Visir intervino en el
pleito. Y puesto que el Emir había
proclamado que el manjar era
exquisito, sentenció a favor del
cocinero, que fue dichosísimo con su
hermosa princesa.

 
 
 

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