Infantiles



Abuelita


Chácharas de niños


La pastora y el deshollinador


El Abeto


El caracol y el rosal


El cerro de los elfos


El bisabuelo


El porquerizo


El príncipe malvado


Visión de baluarte


El hada del sauco


El ruiseñor


La vieja del bosque


El ave Fénix


Las flores de la pequeña ida


El sapo


El titiritero


El último sueño del viejo roble


La niña que pisoteó el pan


Almendrita


Pegaojos
 


Biografía de
Hans Christian Andersen




Odense, Dinamarca, 1805 – Copenhague,
1875.




Poeta y escritor danés. El más célebre
de los escritores románticos daneses fue
hombre de origen humilde y formación
esencialmente autodidacta, en quien
influyeron poderosamente las lecturas de
Goethe, Schiller y E.T.A. Hoffmann.




Hijo de un zapatero de Odense, su padre
murió cuando él contaba sólo once años,
por lo que no pudo completar sus
estudios. En 1819, a los catorce años,
Hans Christian Andersen viajó a
Copenhague en pos del sueño de triunfar
como dramaturgo. La crisis que vivía el
reino a raíz de las duras condiciones
del tratado de paz de Kiel y su escasa
formación intelectual obstaculizaron
seriamente su propósito.





Hans Christian Andersen





Sin embargo, con la ayuda de personas
adineradas, logró estudiar, y en 1828
obtuvo el título de bachiller. Un año
antes se había dado a conocer con su
poema El niño moribundo, que reflejaba
el tono romántico de los grandes poetas
de la época, en especial los alemanes.
En esta misma línea se desarrollaron su
producción poética y sus epigramas, en
los que prevalecía la exaltación
sentimental y patriótica.




El escaso éxito de sus obras teatrales y
su insaciable curiosidad lo impulsaron a
viajar por diversos países, entre ellos
Alemania, Francia, Italia, Grecia,
Turquía, Suecia, España y el Reino
Unido, y a anotar sus impresiones en
interesantes cuadernos y libros de viaje
(En Suecia, En España).




En 1835, ya de regreso en su país,
alcanzó cierta fama con la publicación
de su novela El improvisador, a la que
siguieron en los años siguientes O.T. y
Tan sólo un violinista, entre otras,
piezas teatrales como El mulato y una
autobiografía, La verdadera historia de
mi vida.




Durante su estancia en el Reino Unido,
Andersen entabló amistad con Charles
Dickens, cuyo poderoso realismo, al
parecer, fue uno de los factores que le
ayudaron a encontrar el equilibrio entre
realidad y fantasía, en un estilo que
tuvo su más lograda expresión en una
larga serie de cuentos. Inspirándose en
tradiciones populares y narraciones
mitológicas extraídas de fuentes
alemanas y griegas, así como de
experiencias particulares, entre 1835 y
1872 escribió 168 cuentos protagonizados
por personajes de la vida diaria, héroes
míticos, animales y objetos animados.




Dirigidas en principio al público
infantil, aunque admiten sin duda la
lectura a otros niveles, los cuentos de
Andersen se desarrollan en un escenario
donde la fantasía forma parte natural de
la realidad y las peripecias del mundo
se reflejan en historias que, no exentas
de un peculiar sentido del humor, tratan
de los sentimientos y el espíritu
humanos.




En la línea de autores como Charles
Perrault y los hermanos Grimm, el
escritor danés identificó sus personajes
con valores, vicios y virtudes para,
valiéndose de elementos fabulosos,
reales y autobiográficos, como en el
cuento El patito feo, describir la
eterna lucha entre el bien y el mal y
dar fe del imperio de la justicia, de la
supremacía del amor sobre el odio y de
la persuasión sobre la fuerza; en sus
relatos, los personajes más desvalidos
se someten pacientemente a su destino
hasta que el cielo, en forma de héroe,
hada madrina u otro ser fabuloso, acude
en su ayuda y la virtud es premiada.




La maestría y la sencillez expositiva
logradas por Andersen en sus cuentos no
sólo contribuyeron a la rápida
popularización de éstos, sino que
consagraron a su autor como uno de los
grandes genios de la literatura
universal.

 

 


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