Había
una vez un ratón que se llamaba Enrique.
Un día el ratón se fue a pasear por el zoológico. La jaula del león
estaba abierta y al verlo pasar salió detrás de él, Enrique ni se dio
cuenta.
Al
otro día el león se le apareció de repente y le preguntó si quería
ser su amigo, el ratoncito le contestó que sí y se hicieron requete
amigos.
Cada
vez que el ratón salía, el león lo esperaba para que le diera de
comer. Por eso cada vez que llegaba le daba un filete y después se
iban a dormir tranquilos y felices.