Repeticion



U  B  L  I  C  I 
D  A  D


U  B  L  I  C  I 
D  A  D
 

 
    
    
 
 
LA
REPETICIÓN
 
 
 

-No, déjame
tranquilo.

-Papa- dije mientras brotaban unas estúpidas lagrimas de mis
ojos.

-Ya esta Steph- me dijo Harry, apartándome las lagrimas con sus
suaves manos de algodón.

-Papa, yo nunca te negué algo, lo tienes que aceptar soy tu
hija- dije mientras Harry me abrazaba con sus largos brazos.



-¿Por qué haces todo tan difícil Stephanie Harrison?- dijo Peter
alzando la voz.

-Tu lo haces mas difícil, no entiendo porque no lo aceptas- dije
largándome a llorar nuevamente, las lagrimas gruesas comenzaron
a brotar de mis ojos.

-Tienes solo 15 años.-

-No hay edad ni distancia para el amor ¿recuerdas?-



Me ignorò y subió el volumen del televisor.

Esa fue la discusión por la cual Harry se fue.

Harry se fue, Harry se fue… y jamás regresará. Aquellas
palabras invadían mi cabeza

-Vàmos Steph, despierta.. es solo una maldita pesadilla- me
decía a mi misma.

Pero no lograba despertar.



De repente, abrì los ojos. Me había desmayado, me encontraba en
el sillón y mi madre se encontraba mirándome horrorosamente

-Harry se ha ido, se ha ido… no volverá, no volverá.

-Stephanie, hey… pequeña, vamos ¿qué ocurre?- me pregunto mi
madre Emily preocupada.

Luego de un minuto comprendì donde me encontraba, que habìa
ocurrido.

-Harry se ha marchado, y todo por culpa de Peter- dije en
sollozos.

-Oh! Mi pequeña niña.



Mi madre siempre me ha comprendido, incluso siempre le había
caído excelente a Harry.

Vi llegar a mi padre, con cara de pocos amigos.

-Lo siento Stephanie.

-¿Lo siento?¿Eso es todo lo que logras decir?

-Cálmate Sthep- dijo mi madre interviniendo.

-¿Calmarme? – pregunte.



Me levante, con las pocas fuerzas que aun se encontraban en mi
cuerpo y me marché a mi cuarto.

Así pasaron los meses, sin que mi vida tuviera sentido alguno,
sin èl nada era igual… extrañaba su presencia, sus palabras,
aquellos dias de verano asegurándome que todo estaba bien, que
nunca me iba a dejar.



Un día, precisamente un 3 de abril, escuche unos golpes en mi
ventana, eran las ramas al golpear contra el cristal. No, me
habìa equivocado, ya que los golpes continuaban… molesta, me
despertè y decidí ver que era lo que provocaba aquello… me
sobresalte, vi una figura negra. Era un hombre, luego entrò por
mi ventana.

-No puedo vivir sin tì-me dijo con su rostro empapado de sudor.



Era èl, Harry había regresado

-¿Dónde has estado? ¿Por qué me abandonaste? No sabes el daño
que me has…- dije sin poder terminar.



-Calla calla, ya estoy aquì…ya me lo he pensado, y nada ni
nadie va a separarnos. Perdona por lo que te he hecho, lo siento
muchísimo.



Lo recordaba con el rostro hermoso y sus músculos, como un
verdadero jugador de rugby.

Antes de que pudiera reprocharle algo, mi padre entrò con un
portazo en mi habitación.

-¡STEPHENIE!



-Una vez lo he soportado, pero esta vez no padre- dije mirándolo
sabiendo el dolor que le iban a causar mis hirientes palabras.

-Sal de aquí muchacho, por las buenas te lo digo…

-El no se va a ninguna parte, si alguien se tiene que ir, seré
yo- dije pensando lo estúpida que había sido por lo que había
dicho.



-SEÑOR PETER, YO AMO A SU HIJA…Y NO PERMITIRE QUE NADA NI
NADIE NOS SEPARE- dijo Harry solemnemente.



En ese momento, mi padre me miro con ojos grandes, se agarro el
pecho y cayó en el piso.

-Papà papá- dije desesperadamente. Llama a una ambulancia Harry.
Peter, todo estará bien.

En ese momento vino mi madre, se puso loca… y le ordeno a
Harry que llamara a el medico, pero el ya lo había hecho… en
ese momento, llego la ambulancia. Se lo llevaron, mi madre me
ordeno que me quedara con Harry en mi casa. Luego me llamaría
para comunicarme como iba todo.



Pasaron las horas, como una eternidad pero pasaron. Sonó el
teléfono y corrí escaleras abajo para atender:

-¿Si?, ¿Que?¡Nooooooooooo!.

Mi padre había fallecido, se me nublo la vista… y me desmayé.

Me desperté y vi a Harry acariciándome la mejilla.

-Harry, ha muerto- dije llorando.

-Lo lamento demasiado.

– Ha sido todo culpa mìa.

-No, no digas eso… no ha sido de nadie la culpa Steph.



Pasaron los años, y supe llevarlo.. luego decidí casarme con
Harry. Tuve hijos y una hermosa familia. Aquella tarde estaba
planchando mientras Harry miraba la tele.



-Aquì esta el nuevo novio de Morgan- le dije mientras la pareja
feliz entraba por la puerta y se instalaba por detrás de Harry.



-¿Qué? No, es demasiado grande para ella- dijo el enfurecido.

Los ojos se me abrieron como platos, este momento me era muy
familiar.

-Solo me lleva 1 año padre- dijo Morgan enfurecida también.

-Basta, no me burles…-dijo mi esposo, Harry.



Todavía no puedo saber si es esto un sueño, del que no logro
despertar… o si esto esta ocurriendo en este mismo instante.

 
 
 

 
 



Autor/a del cuento

©

 Agustina
Sofía Castro  –

12 años